viernes, 19 de septiembre de 2008

Los Piojos estrenaron al nuevo guitarrista

El Willie Dixon de Rosario fue el escenario para un show semi-sorpresa de Los Piojos, en el cual presentaron oficialmente a Juanchi Bisio, reemplazante del Piti Fernández.

El reemplazante de Daniel Fernández, anunciada en la página oficial de la banda de El Palomar, tuvo su inmediata respuesta cuando, tras varias audiciones, el elegido fue Juan García Bisio, de la Catimbao Band (también formó parte del combo Root Lions), grupo de reggae fusión, fundado en Villa Elisa, Entre Ríos, cuyos registros se encuentran en un DVD independiente, además del álbum “Existir” que contó con 3 covers y 9 composiciones propias.

Dictando analogía barata y futbolera y sin dar nombres para no herir susceptibilidades, Bisio jugaba en el ascenso y tuvo la oportunidad de probarse en un equipo de Primera. Con el plantel piojense jugó su “partido amistoso” anoche y encarará nada más y nada menos que un show en Córdoba (cierre del Quilmes Rock) y la posterior gira por Europa. Pero esta noche de setiembre quedó encastrada en su retina así como en la de los fans. Como es costumbre, Los Piojos organizaron un concierto cuasi sorpresivo en Rosario, para foguear al nuevo integrante, en el ambiente íntimo que otorga Willie Dixon (1.500 personas aprox.) en el barrio de Pichincha.

Entradas agotadas para la presentación en sociedad (privilegiados) de Bisio y sobretodo de Los Piojos. La atención estaba centrada en el debutante pero en un primer momento pareció salir ileso porque las miradas eran compasivas. Tal vez la procesión no siempre va por fuera, como dice Andrelo. De físico delgado y espigado y cabello largo, lució un par de collares extraños, resabios del pasado rastafari con el que supo identificarse. Juanchi, con remera negra y jeans, observó atónito a los seguidores piojosos que le dieron un cálido recibimiento y de a poco fue afianzándose, aunque permaneció el resto de la noche, estático, educado y ubicado, como incrédulo aún, en su quintita, desandando con la diestra su guitarra.
Hubo tiempo para sus solos en “Maradó” y “Ay que maravilla”, por ejemplo, y también mechó algunos coros desde su micrófono y el de Andrés Ciro que se acercó en diversos fragmentos onomatopéyicos para permitirle al nuevo guitarrista “hacerse amigo”. No es fácil venir desde el under y ponerse la casaca de una banda consagrada por más características que uno posea. Juanchi colaboró y demostró tener condiciones, sus listones así lo demuestran, saca diferencias cuando las cuerdas enarbolan sonidos de cadencia dub (como en “Civilización”), casi como puñaladas y supo animársele a la acústica. Su guitarra se encargó de acolchonar a la de Tavo Kupinski con quien se repartió el protagonismo en esas bellezas de seis cuerdas. Para los fanáticos fue una noche inolvidable por como se dio todo. Para Juanchi fue, sin duda, el inicio del mejor momento de su carrera, por lo menos por la consagración.

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